Los olores nos transportan en el tiempo y nos recuerdan a personas, momentos y lugares

Los olores trascienden. Intervienen en diferentes ámbitos de la vida: en la identidad personal, en la sexualidad, en el estatus social o en la tradición cultural entre otros.

Asociamos determinados aromas a personas, momentos y lugares. Los olores son capaces de hacernos revivir instantes y sensaciones o recordarnos a personas del pasado y del presente.

Existe una explicación científica para esta conexión entre el olfato, la memoria y la conducta. Cuando olemos algo, la información llega primero al sistema límbico y al hipotálamo, las zonas del cerebro responsables de las emociones, los sentimientos, los instintos y los impulsos. Por este motivo, los olores pueden influir de manera directa en nuestro comportamiento.

Además, cuando la información sobre un olor llega al sistema límbico se produce un proceso de conexión.  Dos de los componentes de esta región cerebral: la amígdala y el hipocampo conectan el olor percibido con una emoción y con un recuerdo respectivamente.

Solo después de pasar por estas zonas del cerebro, la información llega a la corteza cerebral y se convierte en algo consciente.

Los humanos podemos oler hasta 10.000 aromas distintos pero no todos respondemos de la misma forma ante éstos. Diversos factores como nuestra procedencia, el lugar de residencia o la familiarización con determinados aromas repercuten en nuestra percepción.

Sin embargo, existe un olor que produce estímulos de manera generalizada y ése es el proveniente de la bollería horneada. ¿Lo sabías?

Por otra parte, diversos estudios e investigadores ratifican que con el paso de los años se produce un cambio en los tipos de olores que producen estímulos en nosotros.

Por ejemplo, las personas nacidas en los años 20 reaccionaban ante olores como el proveniente de las flores, la hierba, las rosas, el pino o el jabón. Los nacidos en los 70, sin embargo, reaccionan ante las fragancias de los polvos de talco, el perfume de su madre, el plástico, la laca o la loción bronceadora.

La producción de fragancias es, por tanto, producción de recuerdos a largo plazo.  Y en este proceso de creación es fundamental considerar las características culturales, sociales, geográficas y económicas de cada territorio, de cada sociedad.

Se trata de una labor de investigación y creatividad en la que el productor de la fragancia y el demandante de ésta deben tener claro quién es su público y qué desea éste.

En Eurofragance amamos la creatividad y la innovación, viajamos, interactuamos con la sociedad, acudimos a ferias y congresos, nos formamos y no paramos hasta encontrar las fragancias que buscamos, las esencias que el cliente pide y el perfume que el público quiere oler.