El perfume que usamos dice mucho de nosotras, ¡incluso la edad! Así que ¡ojo!, algunas fragancias nos envejecen y otras nos hacen parecer más jóvenes. Pero ¿cómo saber cuál es la más adecuada? Decidir a qué queremos oler puede ser un proceso difícil. Demasiado dulce o demasiado atrevido, sensual, fresco… Al igual que ocurre con la ropa, nos preocupa proyectar una imagen equivocada de nosotras mismas.

Por eso, aunque no existen unas normas que tengamos que seguir a rajatabla, sí que hay algunos ingredientes o combinación de varios que son más apropiados para ciertas edades.

¿A qué huelen los años?

Juventud

En general, las fragancias dulces y afrutadas son ideales para chicas adolescentes. En este sentido, la lavanda, el lirio o la violeta y frutas tropicales, como el coco o el mango, representarían a la perfección la ingenuidad y la inocencia de esta etapa.

Por otra parte, los 20 huelen a naranja, pomelo, bergamota, lima… A esta edad tendemos a escoger perfumes frescos, que huelen a limpio y levantan el ánimo. Combinados con toques de vainilla o caramelo, la fragancia se llena de los contrastes típicos de esta década.

Madurez

Es a partir de los 30 cuando incorporamos acordes florales. El jazmín, las rosas y el azahar son sinónimo de feminidad y aportan un toque de sofisticación a nuestro armario de fragancias.

Durante los 40 y 50 encontramos lo que sería nuestra firma olfativa. A esta edad, optamos por aromas con fuerza: amaderados, con almizcle, con tonos inspirados en Oriente Medio de ylang ylang o sándalo, con el punto picante que le dan algunas especias, como el clavo o la pimienta rosa…

Y, al llegar a la década de los 60, muchas mujeres escogen fragancias florales complejas e intensas, una manera de reafirmar su madurez y llenar el espacio con su presencia. El ámbar, el pachuli, el ládano o el vetiver son ingredientes que se mezclan en perfumes clásicos y atemporales.

Tu perfume tiene una edad, ¿coincide con la tuya? Ahora ya puedes comprobarlo.